martes, 10 de agosto de 2010
Derecho de la Contratación Administrativa. II Sem 2010
viernes, 14 de agosto de 2009
lunes, 22 de septiembre de 2008
EL MATAPALO
Por
No importa cuan robusto parezca ser el árbol, el matapalo,
esa parásita que se le adhiere,
terminará por aniquilarlo
Una propuesta para la liberación espiritual
Desprendámonos de nuestros apegos emocionales
Según Wilkipedia recibe el nombre de matapalo algunas especies que llegan a estrangular y matar al árbol sobre el que se apoyaron para alcanzar la luz solar que es bastante escasa en el piso inferior de la vegetación de la selva ¿Será acaso que el árbol no se entera de las verdaderas intenciones del matapalo y por ello lo alimenta aún a costa de su propia supervivencia? Hay otras especies como las acacias que poseen mecanismos de defensa más complejos donde cada individuo se encuentra en contacto cercano con otro, si éste es abordado por un depredador de follaje, como por ejemplo las jirafas, la planta reacciona químicamente liberando sustancias que son de transferencia aérea y llegan a las otras plantas "dando la alarma"; de inmediato el resto de los ejemplares del conglomerado comienzan a segregar en sus hojas una sustancia que es dañina en el contacto e ingestión y hasta mortal para el depredador animal. Y su defensa no termina ahí, para proteger a sus retoños más frescos genera a su alrededor unas enormes y disuasivas espinas para ahuyentar al más osado de los depredadores.
Pero aún así, estos mecanismos de defensa no logran disuadir a las jirafas, pues siendo este su alimento preferido no renuncian fácilmente y se adaptan a las nuevas circunstancias alargando y endureciendo una callosa lengua capaz de penetrar esa infranqueable muralla de espinas.
Entonces ¿Sí por predisposición genética o instinto de supervivencia las especies se van adaptando a las amenazas porqué los árboles no se defienden del maligno matapalo? La respuesta para un neófito en la materia, como el autor, resulta sencilla, simplemente porque no lo asumen como enemigo o incluso el árbol podría suponer que los bejucos y el verde follaje lo protegerán y lo harán más frondoso, más bello, apetecible, deseable, seductor, seguro, fuerte, etc. ¿Pero que estoy diciendo? si el árbol a lo sumo desata un instinto primario y básico y no una urdimbre compleja de emociones más propias de la especie humana, especie, esta última, que gracias a sus doscientos mil millones de neuronas, logra desentrañar las verdaderas intenciones de todo aquel matapalo que amenace estrangularla ¿O N0?
¿Estaremos los humanos igualmente propensos a ser atacados por diversos tipos de matapalo sin tomar conciencia de ello? Hipótesis que abandono rápidamente porque tratándose de la especie dominante no sería coherente que adoleciera de conciencia para percatarse de que está siendo invadida por una verde, envolvente y pegajosa hierba ¿Y si el matapalo que ataca a los humanos muta permanentemente y no resulta tan evidente, verde y pegajoso, y por el contrario se mimetiza y disfraza como si fuera una característica más de nuestra personalidad, como por ejemplo alguna adicción emocional? Tal conclusión asusta porque sin darnos cuenta podríamos estar siendo estrangulados de forma lenta e inadvertida ¿Y sí, peor aún, ese matapalo es la causa de las depresiones, del insomnio, del estrés, de las jaquecas, de la colitis, del tiroidismo, del cáncer, de las úlceras, de la hipertensión, de las alergias, de los miedos, o de otras enfermedades de diagnóstico confuso y que por facilismo han terminado etiquetándose como fibromialgia o bipolaridad?
¡Auxilio¡
Cuando llevamos el auto al mecánico nos lo entregan con la garantía de que al menos en un año no volverá a fallar. Cuando un traje está roído o viejo lo votamos y compramos otro nuevo ¿Porqué entonces no podemos hacer lo mismo con esas molestas enfermedades denominadas crónicas que en vez de curarlas definitivamente son aliviadas temporalmente o, a la postre, la prescripción médica resulta más dañosa que la misma enfermedad?
Entonces, no resulta para nada ocurrente la presunción de que la humanidad está siendo atacada por alguna enfermedad endémica similar al matapalo en los árboles y que por falta de conciencia sobre sus letales consecuencias también le permitimos que crezca y crezca sin percatarnos de que igualmente nos terminará estrangulando.
Algunos piensan que la existencia de enormes redes hospitalarias y de sanatorios mentales es señal de progreso y buena salud, pero igual podríamos asumir que son la respuesta a un mundo enfermo. O incluso, podríamos hasta preguntarnos filosóficamente si en verdad existen las enfermedades o si lo que existen son los enfermos y que las primeras no son más que los signos estrangulatorios que el maligno matapalo ejerce sobre los segundos ¿Nos habremos equivocado en el camino y en vez de construir tantos hospitales y consorcios farmacéuticos deberíamos habernos enfocado concientemente a exterminar el matapalo? El problema es por donde empezar ya que estaríamos lidiando con una especie de pandemia que ataca en general a toda
La idea no parece del todo descabellada y nada se perdería con probar. El problema que debemos enfrentar es como persuadir a los representantes del acreedor en la Tierra para que decreten semejante amnistía. Pienso que esa posibilidad, sino difícil resultaría prácticamente imposible, porque esa deuda les genera onerosos intereses que sin duda significan la fuente principal de ingresos para su manutención. Otra solución, un poco más anárquica pero que podría resultar más factible consistiría en negociar individualmente y de forma directa cada obligación sin recurrir a intermediarios, asumiendo que no existe ningún documento indubitablemente certificado en que el acreedor haya subrogado poderes y por el contrario podríamos suponer que la representación se la arrogaron unilateralmente o “muto propio”. Así, cada ser humano, mediante el correo aéreo de la oración, podría solicitar su propia condonación de la deuda, eso sí, comprometiéndose como contraprestación a dejar ir todo rencor contra los autores directos del delito y cualesquier tipo de miedo o temor hacia otro eventual proceso cobratorio por parte del acreedor, en su defecto, aceptarían de forma expresa y manifiesta estar dispuestos a abrir su corazón hacia un sentimiento de agradecimiento y amor para quien con desprendimiento y generosidad les ha concedido el indulto o perdón.
O bueno, para quienes consideren que ser perdonados así porque así, sin mayor esfuerzo y sin acto de contrición alguno no es del todo justo y que ese acto eventualmente podría contravenir el ordenamiento divino, resulta igualmente proporcional y equivalente habilitar otra opción, que podría consistir en que el acto de arrepentimiento y solicitud de perdón se pregone mediante un testimonio público que llegue hasta el último rincón del planeta, o aún más lejos, a través de la Red de Internet, de forma tal que no haya prójimo ni prójima que quede sin la posibilidad de enterarse de esta acción de perdón y enmienda, así, nuestras heridas sanarían, brotarían de ellas nuevos retoños y de paso, estaríamos propinando una merecida patada en el trasero del cómplice de haber alargado abusivamente ese compromiso obligacional: EL EGO.
Si a estas alturas aún su pensamiento racional continúa resistiéndose a creer en esta oportunidad liberadora, recuerden que su efectividad ya ha sido probada ante los rigurosos métodos de la ciencia médica y sicológica, particularmente en el caso de los alcohólicos, sujetos a quienes remitimos a “Alcohólicos Anónimos” para que den testimonio público sobre los nocivos efectos de su adición. Así, de la misma forma que nos resulta perfectamente normal, terapéutico y sanador que el fulano Juan ventile a los cuatro vientos su vileza y los maltratos infringidos a su hígado y al de sus seres queridos, de igual forma nosotros, con humildad franciscana, deberíamos reconocer el inmenso poder de esta terapia sanadora para nuestras propias adicciones emocionales, como el orgullo, la vanidad, la prepotencia, el egoísmo, la intransigencia, la sed de venganza, la avaricia, la corrupción, y cualesquier otro matapalo que consideremos como la causa del insomnio, la ausencia de paz, de armonía o de habernos despojado del maravilloso sentimiento de sentir amor por prójimo(a), que en latín significa próximo (a).
Si aún estos argumentos no resultasen suficientes para convencer a la testaruda mente, recordemos también que el mismo Jesús de Nazaret enviaba a sus discípulos a liberarse de sus matapalos dando testimonio de ellos ante el pueblo. Si en esa época hubiese existido Internet no debo decirles que medio hubiese sido el recomendado para tales propósitos.
Para quienes sí se sientan listos para acoger estos argumentos y estén convencidos de la efectividad de este método sanatorio les pongo a disposición un blog que puede cumplir perfectamente la función de “confesionario público” al cual pueden acceder dando un clic sobre el vínculo testimonio.blogspot.com o dándole “copy” copiar y “paste” pegar, en la casilla de direcciones de Internet. Eso sí, para que surjan los benéficos efectos derivados del perdón y la enmienda debemos tener el valor de incluir nuestro nombre verdadero con apellidos, país de origen, y para quien quiera asestar una patada aún más fuerte a su Ego, una foto. No debemos permitir que el miedo y la duda nos detengan. Dejemos ir todo temor a sufrir menoscabo en la reputación o en la imagen, que no son más que los bejucos con que el matapalo está estrangulando al Ser Verdadero. Liberémonos de toda esa basura que nos ensucia el alma de igual forma que lo hacen los camiones recolectores en el botadero municipal. Reconozcamos que si las computadoras pueden ser reseteadas o mejor aún formateadas nosotros con igual derecho podemos optar por esa opción. No hay tiempo que perder. El matapalo es como una armadura oxidada que solo ha servido para esclavizarnos, enfermar el cuerpo, nublar la mente y reprimir el espíritu. El orgullo, la vanidad, el egoísmo, los pensamientos negativos no forman parte de nuestro Ser de Luz, son parásitas que de igual forma como se fueron adhiriendo pueden ser desprendidas desde su raíz, son impostores alimentados a través de la transmisión de conceptos tergiversados, amañados, son el reflejo de un paradigma sustentado en el miedo, la alienación, el poder, el tener, la figuración, a costa del Ser. Liberémonos ya de esos conceptos y prejuicios que solo sufrimiento y dolor no han reparado, nunca es ni será tarde, salvo si Bill Gates se entera de esta cadena redentora y nos exige pagar un diezmo por cada matapalo liberado.
Con el único propósito de ayudar a nuestra conciencia a desenmarañar el Ser Verdadero del maligno matapalo, señalo, a manera de ejemplo, algunas de las manifestaciones más usuales que nuestro Ego utiliza para camuflarlos.
1. Los Juicios
2. La Mentira
3. Los Chismes
4. Las victimizaciones
5. Las culpas
6. La compulsión por compararse y competir
7. La adicción al dinero, al trabajo al consumismo
8. Las ataduras al pasado
9. La egolatría
10. Los miedos a la soledad y al silencio
11. El temor a la muerte o a la de los seres queridos
12. El control sobre la vida de los demás
13. Dar consejos sin que nos los pidan
14. Vivir saltando de meta en meta sin valorar el proceso que las une
15. Cargar pensamientos negativos
16. Suponer o cargarse de expectativas
17. Ser impuntual
18. Ser orgulloso(a), soberbia(a), egoísta, colérico(a), prepotente.
19. No saber escuchar
20. Vivir defendiéndose de los demás